lunes, 23 de febrero de 2015

23-F: el golpe del CESID

Se cumplen 34 años del intento de golpe de Estado protagonizado en el Congreso de los Diputados por el teniente coronel Tejero, en Valencia por el teniente general Milans del Bosch, en las cercanías del poder por el general Armada y en las alcantarillas por el CESID.
Llevamos 34 años en los que el entonces secretario general del servicio secreto, Javier Calderón, ha defendido que no sabía nada, algo que la realidad de los hechos ha demostrado que no era cierto. Varios agentes de la Agrupación Operativa de Misiones Especiales (AOME) condujeron el autobús de los golpistas hasta el Congreso, lo que quedó demostrado por la denuncia formulada por uno de los miembros de la unidad, el sargento Rando Parra. Este se lo comunicó a uno de los jefes de la unidad de confianza, el comandante Camacho, quien cometió el pequeño error basado en lealtad de pasarle la información a Calderón, que en realidad era el que mandaba en aquel momento.
Calderón, íntimo amigo del jefe de la AOME, el comandante Cortina, intentó frenar la investigación que implicaba al CESID, pero no lo consiguió ni con los intentos de silenciar y después matar a Rando.
Cortina resultó libre en el juicio, pero no así su segundo, Gómez Iglesias, que fue condenado. Un nuevo director, Emilio Alonso Manglano, nombrado unos meses después, hizo una limpieza en el CESID que consistió en quitar a todos los golpistas de su fila. Lo que no pudo evitar es que en 1996 el presidente Aznar nombrara director del servicio a Javier Calderón, que lo primero que hizo fue echar a Camacho y a Rando como venganza por su intervención en las denuncias del 23-F.
34 años después que nadie se lleve a engaño: el CESID se movió en las alcantarillas para que el golpe triunfara, por mucho que lo nieguen sus protagonistas.

viernes, 20 de febrero de 2015

Venezuela: Cuando los que detienen son los espías

Ayer nos quedamos muchos estupefactos. La noticia y las imágenes eran para llorara. En Venezuela fue detenido, con un despliegue de medios propio de un ataque yihadista, el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma. Decenas de uniformados entraron violentamente en el edificio donde tenía su despacho y con todo tipo de violencia se lo llevaron sin que mediara una odien judicial.
Hay muchas cosas que comentar sobre el caso, pero hoy quería referirme a un aspecto: los que detuvieron al alcalde acusado de conspirar contra el régimen venezolano fueron miembros del servicio secreto del país, que parece que se lo llevaron a su sede situada en el centro de la capital.
La actuación de los espías en estos casos es algo que no ocurre en los países democráticos. En España a nadie se le ocurre que el CNI proceda a detener a nadie. Su misión es conseguir información que ayude al gobierno a tomar decisiones. Si en sus pesquisas obtiene datos concretos para detener a terroristas de cualquier grupo, le pasa la información a la Policía o Guardia Civil, que judicializan el tema y proceden en consecuencia.
Otra cosa es lo que ocurre en las dictaduras. Ejemplos históricos como la Gestapo de la Alemania nazi o los servicios secretos de Argentina y Chile durante las dictaduras militares, demuestran que se usa al espionaje como policía política para investigar, detener, torturar y matar a los opositores al régimen. Lo espías no deben estar para eso. Y si lo están es porque el régimen ha perdido el norte y necesita cuerpos represores para mantenerse en el poder y acabar con la oposición interna. ¡Qué pena!

martes, 10 de febrero de 2015

La historia que no se cuenta de Falciani, el hombre que sacó a la luz las cuentas secretas en Suiza


Herve Falciani es el experto informático francoitaliano, nacido en Mónaco, cuya información ha permitido desatar en España las últimas operaciones contra la corrupción, como la recientísima “Operación Púnica”, a cuya cabeza estaba el ex político Francisco Granados. Su historia comienza en 2006 cuando el banco suizo HSBC le encarga reforzar el sistema de seguridad del banco.
Para este tipo de puestos se designa a personas de la máxima confianza y Falciano lo era, aunque no se comportó como tal. Tuvo acceso a 130.000 cuentas opacas pertenecientes a hombres y mujeres influyentes en todo el mundo que escondían miles de millones evadidos a los impuestos de sus países u originados en delitos inconfesables de todo tipo.
Meter su dinero en el HSBC era legal en Suiza, pero ilegal en el resto del mundo. Así que monta un dispositivo para robar todo tipo de información que cruzada informáticamente permita identificar a los poseedores de esas cuentas.
Su objetivo es vender esa información y sacarse un dinero. En 2008 hace un primer intento de venta en el extranjero, pero no mide bien los riesgos y la policía suiza es alertada. Los datos no son suficientes para identificarle, pero es interrogado y lo niega todo. Sabe ya que es cuestión de tiempo que le detengan y huye a Francia, donde su nacionalidad francesa impedirá que le extraditen.
No obstante, es detenido en un primer momento por una orden internacional de búsqueda lanzada desde Suiza, pero en prisión negocia con el servicio secreto francés. Inmunidad a cambio de facilitarles los datos que afectan a ciudadanos franceses. Falciani entra en el mundo de los agentes oscuros. Numerosos potentados franceses son descubiertos y empiezan a pagar cientos de millones de euros para evitar la cárcel, mientras los suizos se quejan sin que en Francia nadie atienda sus reclamaciones.
En ese momento entra en escena el CNI español. Llega a un acuerdo con el informático para facilitarte todo tipo de ayuda a cambio de que les facilita la lista con los 659 españoles con cuentas opacas que han operado en los diez años anteriores con el HSBC. A cambio le garantizan una tranquila estancia en prisión para guardar las formas y toda la protección necesaria. No es que Suiza vaya a intentar matarle, pero hay 130.000 implicados en delitos de evasión fiscal a los que se les podría ocurrir cometer una locura.
Desde el momento en que el CNI consigue traerlo a España, tanto sus agentes como policías especializados en corrupción mantienen largas entrevistas con él para recibir sus datos, al mismo tiempo de que se consigue que los jueces no le extraditen amparándose en que no hay pruebas solventes de su robo.
Los grandes casos de corrupción que ya habían explotado en España en 2012 y otros que afloran posteriormente tienen un apoyo increíble en la información obtenida por Falciani. Personas como el banquero Emilio Botín con cuentas en Suiza regularizan su situación y otros sumarios se activan como el de la trama Gurtel, la operación Campeón y el caso de las ITV en Cataluña. Y más recientemente, el caso Púnica que ahora está todos los días en los medios de comunicación.
Herve Falciani se ha convertido en un protegido del CNI y de otros servicios secretos, pero también en uno de los hombres más odiados por los implicados de todo el mundo en redes de corrupción. Y el más querido por partíos como Podemos, que lo van a utilizar como imagen de la lucha contra la corrupción.

miércoles, 4 de febrero de 2015

¿Espía el CNI a Podemos y la Policía a Bárcenas?

El mundo de las alcantarillas del poder trata de conseguir información sobre los temas que afectan al Gobierno utilizando cualquier herramienta a su alcance. Ha sido así siempre y lo seguirá siendo toda la vida. En las últimas semanas han aparecido dos noticias especialmente conflictivas. En una de "El Confidencial Digital" se apuntaba el temor de los dirigentes de Podemos de estar controlados por agentes del CNI. En otra, de "El Mundo", el comisario Villarejo ha denunciado que en Asuntos Internos de la Policía se ha investigado la información que Bárcenas podía esconder sobre las actividades sucias del Partido Popular.
En los dos casos, la experiencia apoya la verosimilitud de las denuncias. El Gobierno tiene razones suficientes para necesitar información sobre ambos casos, porque puede afectar a su estabilidad. En el caso de Podemos porque es un movimiento que levanta preocupación en muchos países occidentales por sus propuestas revolucionarias como la de sacar a España de la OTAN. Digan lo que digan, es un tema que afecta profundamente a la estabilidad del país tal y como lo concebimos, argumento suficiente para desplegar las redes del servicio secreto sobre ellos. Eso sí, como Podemos es una organización legal, siempre habrá que desmentirlo.
El argumento es más complicado de explicar en el caso de Bárcenas, pues si bien es cierto que sus denuncias afectan al Gobierno, en realidad el más afectado sería el Partido Popular. La historia de la democracia no tiene muchos casos en los que sectores de la Policía hayan entrado en estos temas, principalmente porque al moverse en el terreno de la ilegalidad, se suelen dejar en manos de los espías. El secreto es más propio de ellos y cuentan con la ventaja de que no tienen la cultura de la Policía de trabajar para los jueces y dentro de los límites de la legalidad. Muchos han pensado que si la creación de los GAL se hubiera encargado al entonces CESID y no a la Policía, el tema nunca habría sido descubierto.
Difícilmente sabremos si es real el espionaje a Podemos porque estas cosas el CNI las hace muy bien, pero lo de Bárcenas, con un policía cabreado como Villarejo, que es un fontanero experto, es otra cosa. Han intentado implicarle en la trama del "pequeño Nicolás" y no les va a perdonar. Este sí puede ser un gran escándalo político.